miércoles, 23 de febrero de 2011

Trujillo



El pueblo de Trujillo está ubicado en la costa norteña de Honduras al pie de las montañas Capira y Calentura sobre una pequeña barranca que da a la bella y extensiva bahía de Trujillo. Nosotros de los Estados Unidos de América creemos que América Central tiene una costa oriental (caribeña) y una costa occidental (pacífica). Sin embargo, si usted consulta el mapa, entenderá que una gran parte de la costa caribeña de Honduras corre del este al oeste y en realidad da hacia el norte.


Detrás del pueblo de Trujillo (una área cuya población es aproximadamente 30.000 habitantes), suben las montañas de Capira y Calentura alcanzando una elevación de un poco más de 4.000 pies sobre el nivel del mar. Afortunadamente, el área que encapsula las montañas se ha convertido en un parque nacional y ha recibido fondos (principalmente de Canadá) que han asegurado un cierto nivel de protección.
El centro histórico está compuesto de tan sólo doce cuadras entre las cuales se encuentran la catedral, la plaza central, una fortaleza española histórica y unos edificios que faltan ser restaurados. Algunos de ellos son de la época de colonización española y otros son de origen francés colonial construidos en el siglo XIX. Mantengamos esperanza de que los funcionarios en Honduras y en Trujillo aseguren que el ambiente histórico tan agradable será preservado y enriquecido. Desafortunadamente, la familia Glynn ha quitado el techo de uno de los edificios históricos más importantes de la plaza central y ha dejado que se descomponga la estructura de adobe construida hace varios siglos. El Departamento de Historia y Antropología hondureño no tomó ninguna medida para intervenir para que se preservara esta estructura importante. De modo que ahora ya no existe y se ha reemplazado con un edificio construido de bloques de concreto y columnas de plástico. Esperemos que en el futuro se preste más atención al centro histórico de Trujillo.
Al pie de la fortaleza española situada sobre la barranca se encuentra la playa arenosa de la bahía de Trujillo. Varias palapas que se llaman "champas" sirven comida, bebidas y tocan música. Pocas lanchas motorizadas frecuentan la bahía salvo las dos lanchas semanales de la compañía Dole que visitan el puerto moderno de Puerto Castillo el cual queda a ocho millas al otro extremo de la bahía. Sin embargo, casi todas las mañanas, se ven los pescadores garifuna en sus canoas trabados de troncos de árbol impulsados por el viento y las paletas pescando con filas de mano o buceando para encontrar las conchas y langostas. Después de que los vientos empiezan a soplar cada mañana, alrededor de las 10 u 11, todos regresan y la bahía queda sin actividad humana.

Justo al este de Trujillo en el "brazo" de la bahía se encuentra la laguna de Guaimoreto. También es un parque nacional y área protegida. La laguna, igual que los montes de Capira y Calentura, está protegida por una fundación casi independiente llamada FUCAGUA. El jefe actual de FUCAGUA es Freddy Matute. Se puede llamarlo en la oficina de FUCAGUA ubicada en la calle al Hotel Villa Brinkley a mitad del camino al lado derecho. El número de teléfono es al 434-4294. El esta trabajando febrilmente para utilizar los nuevos fondos recientemente recibidos para realmente proteger la laguna y las montañas y sus bosques.
Esperamos que el gobierno, en un futuro cercano, agregue acres adicionales a lo largo de la cordillera de la costa al sistema de los parques antes de que sea demasiado tarde. La deforestación está avanzando a una velocidad espantosa en las áreas no protegidas debido a que los campesinos queman los árboles en las laderas empinadas para crear milpas para sembrar el maíz y frijoles en las cenizas. Cada año, proceden a un área nueva para repetir el proceso. A veces se puede ver un área que obviamente fue despejado año tras año por una familia y el crecimiento sucesivo de las palmas silvestres que siempre sigue. Quizás, el incipiente crecimiento de turismo histórico y ecológico y la presencia de playas y casas de playa nuevas en el área proporcionarán el impulso económico necesario para que la deforestación vuelva inaceptable y sin remuneración económica.



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