miércoles, 23 de febrero de 2011

Pico Bonito

Su nombre no pudo ser otro mejor que Pico Bonito. Desde tiempos inmemoriales, la singular belleza y exuberancia de esta bien perfilada montaña, enclavada en la sierra Nombre de Dios, hizo volar la imaginación de los antiguos habitantes Tolupanes y Yarucas de la zona. 







Lagunas encantadas, árboles y pájaros dorados, volcanes apagados en su cima y otros mitos no menos fantásticos, impulsaron la curiosidad de muchos expedicionarios. Pero en lugar de confirmar las asombrosas historias, descubrieron una alta biodiversidad y riqueza natural.
Debido a esos importantes hallazgos, un grupo de conservacionistas nacionales y extranjeros con el ánimo de proteger el lugar, propusieron al Congreso Nacional en los años 70 declararlo área protegida, hecho que se concretó en 1987. El Parque Nacional Pico Bonito (PNPB), como se conoce actualmente, se localiza al sureste de la ciudad de La Ceiba, entre los departamentos de Atlántida y Yoro.
Comparte sus 1,073 kilómetros cuadrados de extensión entre los municipios de La Ceiba, El Porvenir, San Francisco, La Masica, Arenal y Olanchito. Es la zona con mayor variación de altura del país, con terrenos ubicados al nivel del mar y cimas como la montaña Corozal, con 2,480 metros sobre el nivel del mar, y Pico Bonito, con 2,345 respectivamente.
Por su ubicación a pocos kilómetros de la costa Atlántica, su clima favorece el crecimiento de un exuberante bosque tropical de hoja ancha, de coníferas y mixto. Aunque del otro lado, donde la brisa marina descarga muy poco su humedad, existe también una zona de bosque tropical seco que contrasta dramáticamente con el verdor predominante.
Este importante Parque Nacional es el segundo más extenso dentro de la lista del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras (SINAPH), y forma parte del Corredor Biológico Mesoamericano del Caribe. El PNPB se ha convertido en la actualidad en un icono de la ciudad de La Ceiba, ya que sirve de atractivo principal para los amantes del ecoturismo y turismo de aventura.
Diversidad y cultura 
Esta zona protegida alberga una fauna muy variada. Entre los mamíferos que sobresalen están el jaguar, danto, pizote, mapache, mono aullador y cara blanca entre otros.
También destacan las aves como el quetzal, halcón, lora, tucán pico de navaja, rey zope y el singular colibrí esmeralda catracho, especie única en el mundo. La reserva sirve de hogar a reptiles y anfibios como la iguana verde, lagartijas, ranita de ojos rojos, boa, barba amarilla, tamagás negro y coral. Además, esta zona protegida es muy rica en especies de árboles maderables como la caoba, cedro, sanjuán, laurel, granadillo, pino, redondo, liquidámbar y otras especies no tradicionales. Asimismo, posee una amplia variedad de plantas medicinales y florales como las orquídeas, cuya existencia favorece la proliferación de mariposas y otros insectos que contribuyen al equilibrio del ecosistema. En lo que se refiere al aspecto cultural, hacia el sur del parque, en el departamento de Yoro, se encuentran algunos asentamientos de la etnia Tolupán, los cuales conservan muchas de sus tradiciones ancestrales y contribuyen a la práctica del etnoturismo.
Sendas de aventura 
Debido a lo agreste y boscoso del PNPB, se construyeron senderos para facilitar el acceso a las diferentes zonas, donde se pueden realizar caminatas, campamentos u otro tipo de actividades como la observación de fauna. El sendero principal se llama “río zacate”, el cual tiene una longitud de 2.4 kilómetros y sigue el curso del río del mismo nombre. A lo largo de esta senda, el visitante puede disfrutar de impresionantes vistas panorámicas del río con sus cristalinas aguas y llegar hasta una hermosa cascada de unos diez metros de altura. Otro de los senderos habilitados está ubicado en la zona de Zacate Abajo, el cual cruza un espeso bosque en el que habitan monos aulladores. Sumado a los anteriores, está el sendero El Mapache, el cual en su inicio tiene un puente colgante o de “hamaca” que vuelve más emocionante el recorrido. Este camino conduce hasta la cascada El Bejuco, que se encuentra en un terreno privado y donde pagando una módica cuota se puede refrescar bajo el chorro de la caída de agua. En la comunidad de El Naranjo, aguas abajo del río Cangrejal, existe otro sendero llamado El Vampiro, que lleva hasta una cueva que sirve de hogar a cientos de murciélagos. Es en esta zona entre la aldea de El Naranjo y Las Mangas, en donde los aventureros extremos viven la experiencia de navegar en grupo en una balsa (rafting) sobre corrientes rápidas. Otro punto de acceso hacia el PNPB está en la aldea Yaruca, a unos 10 kilómetros del centro de La Ceiba, en las instalaciones de un hotel de montaña llamado Jungle River Lodge. Aquí se puede practicar el Canopy, un recorrido sobre la copa de los árboles y del Río Cangrejal colgado de cables de acero, con equipo especial y asistido por instructores expertos en esta actividad. Seguramente la adrenalina fluirá por todo su cuerpo al pasar de una plataforma a otra a alturas que van desde los 2 metros hasta los 20 o más de altura. Adicionalmente en los alrededores del PNPB, se puede disfrutar de facilidades hoteleras, albergues y servicios turísticos en la zona de Río Zacate y Río Cangrejal. Asimismo, realizar recorridos por las plantaciones de piña que una empresa transnacional posee en la aldea El Pino, antes de llegar al acceso principal de la zona protegida.
¿Como llegar?
El acceso al parque está distante a unos 19 kilómetros al oeste de La Ceiba sobre la carretera a Tela, pasando la comunidad de El Pino y casi inmediatamente después del puente sobre quebrada seca. De allí debe continuar hasta llegar al segundo desvío hacia la izquierda, y seguir aproximadamente 1 kilómetro y medio hacia el sur, rumbo a la montaña.

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